EL CARNAVAL DE GUALEGUAYCHÚ

Por: Raúl Albanece

Aguapey.Gualeguaychú,Entre Ríos,05.10.2014.Los festejos carnavalescos en la ciudad de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, Argentina, son resultado de diferentes influencias tradicionales y adquiridas. La mezcla de símbolos y rituales fue dando origen a las tradiciones y festejos sincréticos que se dan en la actualidad.

El carnaval de Gualeguaychú, conocido como El Carnaval del País, es la fiesta más emblemática de esta ciudad entrerriana y se destaca por la resignificación artística de tradiciones del pueblo guaraní sumadas a memorias de la colonización española, estetizadas de modo lujoso de forma que se ve incrementado el comercio del turismo y el esparcimiento. De esta manera, el carnaval de Gualeguaychú, como otros, constituye ahora un espectáculo definido por la fuerte impronta comercial de las actividades que están puestas al servicio de la diversión y el esparcimiento y se sitúan en los canales de flujo en los cuales los símbolos constituyen insumos y productos al mismo tiempo. En este contexto se encuentran unidos la expresión y la producción cultural, el trabajo, y la diversión.

Este carnaval es una fiesta que no sólo mueve la economía de la ciudad sino también la de las localidades vecinas. Los datos oficiales revelan el impacto en la economía regional: “en enero y febrero de 2013 la actividad turística dejó más de mil tres cientos millones de pesos en Entre Ríos” (Ministerio de Cultura y Comunicación. Gobierno de Entre Ríos, 2013). Un estudio estadístico informa que durante el carnaval de 2013 ingresó a la economía de la ciudad ciento cincuenta y siete millones de pesos y que el 64 % de los turistas llegan a Gualeguaychú atraídos por los desfiles de carnaval (Farabello, 2013).

Basándonos en la teoría de los campos sociales de Pierre Bourdieu, podemos analizar el carnaval de Gualeguaychú como un campo compuesto por agentes que procuran, a su manera, defender sus intereses. La disputa continua dentro de este campo involucra a diferentes representantes del Estado, asociaciones empresariales, comerciantes informales, artistas, clubes y comparsas, y también al público.

De esta manera el carnaval puede representar: fuente de lucro para empresas promotoras, agencias de viaje, hoteles y restaurantes; oportunidades para artistas; e instrumento político para el gobierno. Así planteado, se percibe que el carnaval de Gualeguaychú se ha ido alejando de aquella expresión popular que le diera origen y se fue transformando en un elemento de control de grupos de poder. Y al parecer, el discurso y la realidad de esta fiesta parecen disentir entre sí.

Oficialmente, los orígenes del carnaval de Gualeguaychú se remontan al siglo XIX. En la ciudad “se arraigaban los excesos y desbordes cometidos durante los días de carnaval […]. Para poner límites, Urquiza dictó un Decreto el 9 de noviembre de 1848 que prohibía esa «inmemorial bárbara costumbre del juego de carnabal» y castigaba severamente a los infractores” (Mascheroni, 2012, p. 468). Los festejos de carnaval regresaron en 1876 a instancias de la Sociedad Musical La Unión y con la redacción de lo que sería el primer reglamento de desfile de carnaval, dando inicio de este modo, el primer carnaval de Gualeguaychú organizado oficialmente. Los festejos se realizaron a la tarde hasta 1907 con la llegada de la luz eléctrica, ya que el alumbrado a gas era insuficiente. Las familias tradicionales instalaban sus palcos y los ornamentaban con verdadero espíritu de competencia. Algunas de estas familias desfilaban en lujosos carruajes luciendo sus disfraces junto a numerosas murgas que llegaban desde los barrios. Desfilaban también varias comparsas antecesoras de las actuales.

El carnaval de Gualeguaychú registra auges y declives en lo que hace al esplendor y calidad. El alto nivel alcanzado a principios del siglo XX se prolonga hasta la década del treinta; en los decenios siguientes, un lento declive comienza a percibirse. Para los años sesenta desaparecieron los lujosos carruajes y las comparsas fastuosas; y las murgas cantadas de impronta española cedieron su espacio a las de cornetas de caña y papel que han llegado hasta nuestros días.

“Al promediar la década del 70, nuestros corsos eran apenas un espectro languideciente de antiguas glorias carnavaleras. […] Pero en 1976, se produce en el carnaval de Gualeguaychú un cambio de rumbo sustancial, o más propiamente, el comienzo de una evolución de calidad. La sorprendente aparición de la comparsa Acorad, avanzando hacia una nueva concepción, comenzó a hacer crujir los rígidos moldes imperantes, y al innovar totalmente sobre lo hasta entonces conocido, marcó el rumbo hacia otros horizontes. Los cambios a que obligó la presencia triunfal de Acorad, no sólo exceden lo conceptual de las comparsas, sino que […] provocaron además, profundas modificaciones en lo institucional del corso, no sin grandes resistencias” (Rivas, 1997, pp. 37-39).

En 1981 se produce lo que se dio en llamar el gran salto, esto ocurre “porque se produce en forma acelerada, el efecto contagio buscado por los visionarios dirigentes de la Comisión de Carnaval. […] En 1981 no sólo se repite la presencia deslumbrante de La Barra Divertida y O’Bahía, que ya ejercía atracción, sino que la propia Papelitos se lanza con un descomunal despliegue al que muchos recuerdan como algo irrepetible. […] Pero por si faltaba algo, en el ’81 aparecen además, tres grandes comparsas: Marí Marí que debutó ganando; Kamarr, que triunfa inicialmente en la categoría grupo carnavalesco; y Ará Yeví. […] Desde 1981 al presente, se siguió evolucionando ­–aunque no a ese ritmo– y prueba de ello es el esplendor actual de nuestros corsos” (Rivas, 1997, p. 76).

Pero, sin dudas, el salto cualitativo definitivo lo consigue en 1997 al inaugurar el primer corsódromo de Argentina ­–segundo en Sudamérica y el mundo–, con una capacidad para treinta mil personas sentadas.

El carnaval de Gualeguaychú, tal como se conoce actualmente es un producto sincrético de los rituales guaraníes, de la influencia de la cultura brasileña, de resabios de la colonización española, y de tradiciones de inmigrantes diversos.

Hoy, el carnaval de Gualeguaychú, está considerado entre los mejores del mundo. Por su calidad ha ganado el reconocimiento de la prensa nacional e internacional, y atrae miles de turistas teniendo una gran importancia para la economía de la ciudad en su totalidad.

Referencias

Consejo Mixto Gualeguaychú Turismo. (2014) El carnaval del país te espera…Recuperado de https://www.gualeguaychu.tur.ar/web/gualeguaychues-carnaval

Farabello, M. (2013) “El carnaval generó una riqueza de $ 157 millones con 119 mil entradas vendidas”. En El Día 19 de marzo de 2013. Recuperado dehttps://www.eldiaonline.com/el-carnaval-genero-una-riqueza-de-157-millones-con-119-mil-entradas-vendidas

Mascheroni, L. (2012) Del ámbito social y sus pautas culturales. En E. Fernández et al. (2012) Historia de San José de Gualeguaychú: desde sus orígenes hasta 1883. (pp. 413-516) Gualeguaychú, Argentina: Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Gualeguaychú.

Ministerio de Cultura y Comunicación. Gobierno de Entre Ríos. (2013) El turismo generó un movimiento económico por más de 1300 millones de pesos en Entre Ríos. Recuperado de https://www.entrerios.gov.ar/noticias/nota.php?id=34103

Rivas, G. (1997) Calidades dormidas. Notas retrospectivas sobre el carnaval de Gualeguaychú. Gualeguaychú, Argentina: Rojas & Bogliacino.

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