
EL PLAN DE DERROCAR AL PRESIDENTE EN SIRIA EN EL LÍMITE DE LA SEGURIDAD GLOBAL
16.09.2013 15:38 MADRID, ESPAÑA
Juan Francisco Coloane
La alianza formada para derrocar al gobierno en Siria y liderada por Estados Unidos, tiene la mayor responsabilidad de haber empujado el argumento del cambio de régimen en Siria en el límite de la seguridad global.
Por la forma en que el proceso se decantó, se hace cada vez más explícito que el conflicto no es una revolución, no es una guerra civil, sino que es una intervención extranjera sui generis y de características completamente irregulares. Siria exhibe un “modelo de intervención” completamente diferente a las anteriores,- Afganistán, Irak, Libia- particularmente por el protagonismo del terrorismo como instrumento en las operaciones de desestabilización del gobierno.
Este objetivo ha sido el centro de un conflicto que se ha prolongado por más de dos años y ha permitido desnudar en forma grosera un sistema internacional de relaciones desprovisto de poder coercitivo real para prevenir y negociar crisis como la desatada en torno a Siria.
Primero, el multilateralismo de la ONU no funcionó por un Consejo de Seguridad partido en dos. Un bloque de agresión (a Siria) liderado por Estados Unidos, y el otro, el de la contención a la agresión representado por Rusia.
Segundo, frente a la debilidad de un sistema internacional que tal vez sea hasta ahora una abstracción, el apoyo de Rusia no equivale a otra Unión Soviética. No lo es y no es aconsejable situar el conflicto en ese nivel de polarización.
Tercero, al no evaluar a tiempo que el terrorismo distorsionaba la misión por la democracia, - suponiendo que así fuera- , el andamiaje moral se desplomaba y la única posibilidad de reparar la falla consistía en hacer detonar un conflicto aún mayor.
Algo sucedió en la política exterior del gobierno de Estados Unidos que no anticipó con precisión el cambio de la coyuntura. Mientras el gobierno Sirio resistía a la agresión externa, crecía también la posibilidad de gestarse otra guerra con otros actores, otras consecuencias.
El argumento estadounidense para derrocar al gobierno que consiste en promover democracia y libertad, se fue diluyendo. En la medida que el terrorismo entraba en escena y protagonizaba los peores desmanes otra historia comenzaba. Es así que Estados Unidos demostraba ser partidario de usar cualquier pretexto o medio para derrocar a un gobierno, incluyendo una guerra regional.
La propuesta de Rusia para que el arsenal de armas químicas de Siria se ponga a disposición de una entidad internacional, de pronto hace que la crisis Siria pueda dar un vuelco inesperado. Aunque no hay que estar tan seguro. La iniciativa hace resaltar la dimensión real de la situación. El vuelco mayor desde la perspectiva de las relaciones internacionales se produce cuando Estados Unidos anuncia atacar alrededor de 50 objetivos militares en Siria. Con la medida se abría otro escenario: Era la contienda entre un país definitivamente agresor, Estados Unidos, con buenas o malas razones, y otro agredido, Siria.
El clima de un ataque se diluye levemente, pero permanece uno de los problemas centrales que consiste en el envío de armas para derrocar un gobierno y que esencialmente fortalece las actividades terroristas. Sobre este punto, para Estados Unidos y para el secretario general de la ONU desafortunadamente no hay debate y no se anuncian medidas para detenerlo. Lo único claro es que Estados Unidos no encuentra la fórmula para derrocar al gobierno de Bashar al Assad.
Mientras el gobierno Sirio acepta la propuesta, Estados Unidos presionado por la alianza que ha formado para derrocarlo, insiste en que tiempo y logística podrían obstruir la viabilidad del plan de desmantelar el arsenal de armas químicas. En este contexto el nudo mayor es la desconfianza en una negociación donde claramente después del anuncio de un ataque, Siria como país agredido, tiene el derecho de defenderse (Artículo 51 del Capítulo VII de la Carta de la ONU). Este factor prendió la luz roja de una hecatombe regional.
El gobierno Sirio plantea sus propias dudas razonables para desconfiar de la postura de la alianza que agrede. El presidente Sirio en una entrevista con el canal ¨Rusia 24¨, señaló que Siria se ha abierto a la iniciativa rusa por una cuestión de confianza en Rusia para negociar y así "evitar una guerra demencial". Mientras no se negocie con el propósito decidido de terminar con la guerra, todo parece entrar en una batalla contra el tiempo acerca de quién se desgasta menos: El gobierno Sirio o la alianza de países que intenta derrocarlo.
El presidente Barack Obama al solicitar el apoyo del congreso a la decisión de intervenir, demuestra no solo la necesidad de ganar tiempo para encontrar evidencias menos cuestionables respecto al uso de las armas químicas, sino que abre un plazo mayor para planificar el ataque, obtener más apoyo internacional y reforzar las fuerzas en terreno que desgastan la resistencia Siria.
Estados Unidos al amenazar a Siria con un ataque militar, aplicó la máxima dosis de realismo duro, ese que muchos politólogos han anunciado como derruido y superado por el promovido “soft power” que aun no se consolida. Más allá de las variables geopolíticas que están en juego, en el llamado a la cautela que hizo el presidente ruso Vladimir Putin reside el argumento de evitar una guerra mayor y más extendida.
La principal lección consiste en que no se pueden derrocar gobiernos cuando hay fallas sustantivas en el análisis y se cruzan intereses que después no se pueden controlar. Habría que echar una mirada más indagatoria y detectar cuáles son esos intereses y el papel de las compañías transnacionales del sector de la energía en la gestación y el manejo de esta crisis. Al final del día, son las que han determinado por décadas el tipo de estabilidad política que conviene en la región, son las que han manejado el capital en las operaciones de desestabilizar el gobierno en Siria y antes en la invasión a Irak.
Comienzan a aparecer voces contrarias a una guerra que estuvieron sumidas en el tóxico de una muy bien urdida campaña para estigmatizar a Bashar al Assad y al gobierno Sirio. La institucionalidad internacional de relaciones necesita un recambio, apuntando sobre todo a neutralidad y convicción por la Paz. Este tipo de crisis no puede decidirse entre Estados Unidos y Rusia. En este sentido, la alianza formada para derrocar al gobierno en Siria tiene la mayor responsabilidad al haber empujado el argumento del cambio de régimen en el límite de la seguridad global.
Contacto
CORRIENTES REPÚBLICA ARGENTINA
Dpto. Publicidad y Organización de Eventos correo:aguapeyexpressnoticias@hotmail.com 0054 379 4756530
Redacción:aguapeyexpressnoticias@hotmail.com