EN SIRIA, AL ASSAD LOGRÓ LA REELECCIÓN COMO PRESIDENTE CON EL 88,7 % DE LOS VOTOS

04.06.2014             17:54           DAMASCO, Siria

Lo anunció el presidente del Parlamento, Mohamed Al Laham, quién confirmó que el actual ejecutivo sirio ganó las elecciones de ayer.

El presidente sirio Bashar Al Assad, que ganó las elecciones con el 88,7% de los votos y encabezará un tercer mandato en un país en pugna, es uno de los hombres más cuestionados por las potencias occidentales, y hace poco mas de 20 años no tenía planes de dedicarse a la política.

Nacido el 11 de septiembre de 1965, podría decirse que Al Assad, de 49 años, no es un musulmán qadaríe (que rechazan la existencia del Destino) ni mucho menos yabríe (fatalista), sino un Ahl as-Sunna hecho y derecho: el que se afirma de modo simultáneo en el Destino y el libre albedrío.

La historia de Al Assad tiene mucho de aquella frase a la que son tan proclives los musulmanes cuando intenta explicar aquello que a veces no tiene mayor explicación: "Estaba escrito".

Llegó a la Presidencia tras la muerte de su padre, Hafez al Assad, en el año 2000, transformándose con sólo 34 años de edad en el primer sucesor dinástico en una república árabe.

No le correspondía estar allí. Antes de que en 1994 la muerte de su hermano mayor, Bassel, en un accidente automovilístico lo convirtiera fatalmente en sucesor, Bashar llevaba una burguesa y tranquila vida en Londres, completamente dedicado a su profesión de médico oftalmólogo.

A ese "destino", claro está, hubo también que darle una mano a través del Parlamento, que debió aprobar una enmienda a la Constitución para que pudiera gobernar, debido a que su edad era insuficiente.

Su padre había manejado el país con mano de hierro, y Bashar parecía llegar como una refrescante ola de cambio, renovación y modernidad.

Accedió al poder con una aureola de reformista amante de las nuevas tecnologías y capaz de poner un rostro humano al régimen heredado, pero el esperado giro democratizador duró menos de un año y el joven lider mandó a arrestar activistas y opositores.

Al Assad contrajo matrimonio en 2000, unos pocos meses después de asumir, con una bella británica llamada Asma Fawaz al-Akhras.

Hija de una familia que había emigrado al Reino Unido desde la ciudad central siria de Homs, Asma había estudiado Informática y Literatura Francesa en el prestigioso King`s College, y tras graduarse incursionó en el mundo de las finanzas como asesora del Deutsche Bank y de JP Morgan.

Dejó todo ese futuro por el que había trabajado y se mudó a Damasco para formar una familia que se completó con tres hijos -Hafez, Zein y Karim- y un cuarto en camino tal cual anunció el propio Bashar en enero pasado.
Sin embargo, el mayor aporte de Asma fue el toque de glamour y distinción occidental para completar ese aire renovador que necesitaba el antiguo y gastado régimen de Hafez.

Hubo una apertura que se conoció como la "Primavera de Damasco" y una tenue liberalización de la economía que no logró mejorar la situación económica del grueso de la población.

En 2007, Bashar renovó su mandato por otros siete años en otro referendo en el que obtuvo el 97,62% de los votos.

Desde 2011, en el marco de la denominada "primavera árabe", empezó enfrentar los reclamos populares que pronto fueron utilizados como basamento para elementos fundamentalistas que jamás soportaron un gobierno laico en un país árabe.

Sobre todo los salafistas, el extremista movimiento sunnita totalmente opuesto a la minoría musulmana de los alauitas a la que pertenece la familia Al Assad. Los alauitas comparten muchas prácticas y creencias con los chiítas, la otra gran rama del islam.

El conflicto derivó pronto en un sangriento conflicto armado entre el Ejército y un heterogéneo arco de grupos rebeldes que buscan derrocarlo -varios de ellos vinculados a la red Al Qaeda, un conflicto que partió al país y dejó mas de 150 mil muertos, según cifras no oficiales, y millones de refugiados.