GOYA CELEBRÓ AYER SU FIESTA PATRONAL EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

08.10.2013           16:40          GOYA 

El obispo Faifer presidió la misa central de la Fiesta Patronal de “Nuestra Señora del Rosario. Habló de la finalización del Año de la Fe y destacó tres acontecimientos trascendentales que ocurrieron en 2013: la beatificación del cura Brochero; la renuncia del papa Benedicto XVI y la elección de su sucesor el Papa Francisco.

Una multitud participó ayer de los actos centrales de la fiesta de la Virgen del Rosario, patrona de Goya. Monseñor Ricardo Faifer presidió la eucaristía, junto a varios sacerdotes..
Diversas fueron las actividades programadas para esta celebración cívica, que tuvieron su punto culmine con la fiesta patronal.
Momentos antes de la Misa, Monseñor Faifer encabezó la procesión .La imagen de la patrona de Goya, escoltada por una guardia de honor de la Policía de la Provincia, recorrió las calles principales. Y finalizó frente a la Catedral, donde se levantó el altar.  Y se inició la santa misa concelebrada por el Obispo con los sacerdotes de la ciudad.

EL MENSAJE

En varios pasajes de su homilía el  Obispo se refirió al Año de la Fe. Dijo:  “Estamos transitando el último tramo del Año de la Fe, que ha sido un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento del don de la fe. No solo hemos tratado de clarificar los contenidos, las verdades, que creemos sino también hemos tratado de redescubrir el camino de la fe que está hecho de confianza en quien creemos, de aceptación de todo lo que se nos ha revelado en su amor, y sobre todo un camino de entrega y de adhesión a El, que nos amó primero, para de este modo vivir la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo vivo, de esta manera somos auténticos misioneros discípulos de Jesús dispuestos a contagiar la felicidad del encuentro y de la amistad con El”.
“El Año de la Fe ha sido una ocasión propicia para un mayor conocimiento de Cristo y para una renovada conversión a El, único Salvador del Mundo; qué bueno es el deseo que expresa San Pablo en su Carta  a los Efesios, que Cristo habite en sus corazones por la fe y sean arraigados y edificados en el amor, así podrán conocer el amor de Cristo que supera todo conocimiento para ser colmados por la plenitud de Dios”, indicó.
“En síntesis, hermanos: la propuesta, este Año de la Fe, ha sido volver a lo esencial de la vida cristiana, esto es al encuentro con Jesucristo y la belleza de la fe en El. Se trata siempre de contemplar el rostro de Cristo, escucharlo, conocerlo por el amor, configurarnos con El, unirnos a la comunidad de sus amigos y ser sus testigos, tanto en la vida privada como pública”.
“Advirtamos que el cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho meramente privado. Por eso el Papa decía a los jóvenes “hagan lío” en sus diócesis, en sus parroquias, en sus pueblos y ciudades. Por eso el Papa Francisco habla de una Iglesia callejera para dar testimonio de la fe”, dijo.
Señaló luego que “la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario que hoy celebramos nos propone el rezo del Santo Rosario como camino privilegiado para contemplar y conocer el rostro de Cristo, y así amarlo y seguirlo”.
“El rezo del Santo Rosario nos propone meditar los misterios de Cristo desde la mirada y el corazón de su madre María. Entonces, el Santo Rosario está en total coherencia, con lo que venimos diciendo de la propuesta del Año de la Fe, y lo esencial de la vida cristiana. Conocer, amar, seguir a Cristo”, remarcó.

ACONTECIMIENTOS FUNDAMENTALES

En otra parte de su homilía, el obispo Faifer dijo: “no puedo finalizar sin destacar tres acontecimientos vividos este año para dar gracias al Señor: el primero, es la gracia de la beatificación del cura Brochero, auténtico sacerdote…murió leproso y ciego, en expresión del Papa Francisco fue un pastor con olor a oveja; el segundo acontecimiento, es la renuncia del Papa Benedicto XVI a quien queremos recordar en nuestras oraciones…que posibilitó el regalo, la elección del papa Francisco que es todo un desafío en su magisterio en palabras y gestos, de renovación, de sencillez y coherencia evangélica”.