
LA OSADIA DE IR DARLE CLASES A DIOS
20.11.2013 22:30 ALVEAR-CORRIENTES
Por:Beto Simón y Walter Disanti
Murió Borromeo. El hecho no pasa inadvertido en el pueblo, entre los alvearenses, impacta. Sus familiares padecen con dolor y remembranzas. La tristeza también avanza entre sus conocidos. El fallecimiento, como todo deceso, se experimenta como un desgarro del alma y pone ante la realidad que es el destino de todos, inevitable.
La muerte aparece como la ejecución, sin reparos, a rajatablas de una de las inflexibles leyes que tiene la vida. Uno nace, puede reproducirse y finalmente deja de existir. Borromeo Esquivel, el Tata, quizás en su bicicleta, se fue al cielo, es muy posible, para darle clases a Dios.
El 10 de febrero pasado el pueblo de Alvear lo distinguió como el “Maestro más longevo”. La manifestación se concretó a través de una plaqueta depositada en sus manos en el marco de los actos conmemorativo de los 150 años de la fundación de la ciudad.
Y paradójicamente, a un mes y cuatro días de cumplir 91 años, Borromeo murió en la ciudad de Corrientes. Si bien la plenitud de su vida lo encontró en Alvear, nació un 4 de octubre de 1922 en Caá Catí, corazón del departamento General Paz.
Del centro norte de la geografía provincial, con el título de maestro normal nacional bajo el brazo se proyectó hacía la costa del Río Uruguay. Llegó a Paso de los Libres y después se radicó en Alvear buscando trabajar como docente.
Encontró también el amor. Conoció a doña “Chiquita” Terré, con quien afiló y se casó. Del matrimonio nacieron Bocha, Matilde, Juan Carlos, Miguel, María y Cacho. Su descendencia sigue con sus veinte nietos y los bisnietos que lo mantienen en vida.
Su suegro donó el terreno donde se edificó la escuela primaria del paraje Pancho Cué. En sus aulas, los alumnos lo tuvieron a Borromeo como maestro. Enseñando los contenidos de las materias, pero también valores morales, la cultura del trabajo, la decencia y cultivando la buena vecindad y amistad
Entre fines del ’70 y comienzo de los ’80 aquella escuela rural fue incluida en un plan nacional para su remodelación. Borromeo no dudó, se ingenió para seguir enseñando durante se extendieron los trabajos edilicios y continuó las clases en su casa asentada a unos 500 metros del lugar.
Allí nació el bautismo de la “Escuela Borromeo”, referencia popular que pasó a identificar al establecimiento escolar del paraje Pancho Cué. Una entrega sincera y habitual de un hombre bonachón, simple y feliz de realizar su vocación.
Su juventud en suelo alvearense también lo encontró jugando al fútbol en el Sport Club Alvear y practicando deportes.
Radicado en la ciudad de Corrientes, asistido en su salud y luego de perder a su Chiquita y a Juan Carlos, Borromeo falleció el 8 de noviembre de este año. Canjeó su agradable, respetuosa y estimable compañía en el día a día por una función trascendente. Llevó su vocación al cielo, para enseñar la tabla del dos, un poco de historia, geografía, gramática o matemáticas a Dios./AlvearNoticias.
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