MISTERIOS, TRAICIONES Y LA GUERRA NARCO EN CORRIENTES

02.10.2013             21:30         CORRIENTES

POR DANIEL CARAM
 

El secuestro por algunas horas de una nena en el barrio Colombia Granaderos esconde una historia tenebrosa, con personajes oscuros y testimonios determinantes que nos ubican en una delgada línea entre la delincuencia común y el inicio de una guerra sin cuartel. La desaparición de la nena en la esquina de Chacabuco y Las Heras tiene, en realidad, un costado que muchos conocen y prefieren tapar: una pelea cada vez mas dura entre narcos locales que pretenden dominar amplios sectores de los barrios más peligrosos de Corrientes.

En síntesis, el hecho –aunque la Policía no quiera admitirlo o tarde en hacerlo- se enmarca en un ajuste de cuentas.

Fuentes inobjetables contaron a esta redacción que “la situación pudo haber terminado peor. Fue una advertencia al padre, que comercializa estupefacientes en la zona. Pagó una deuda y con eso salvó la vida de la pequeña”

Lo triste y lastimoso es poner en el medio a pequeños inocentes. 

Pero se sabe que en éste tipo de guerras no hay miramientos.

La Policía, no dio mayores detalles porque conoce a los protagonistas de la historia. Y hay más datos que dan miedo.

Movilización

Conocida la desaparición de la pequeña inocente, su familia comenzó a organizar un movimiento de personas para buscarla.

Vecinos cuentan por lo bajo –con mucho temor- que pasada la medianoche se juntaron por calle Las Heras no menos de 200 motos, la mayoría con conductores armados, quienes tuvieron a su cargo la búsqueda por toda la ciudad.

Y no en vano fueron a lugares apuntados específicamente.

La Policía los acompañó.

Tuvieron vía libre para acceder a los más recónditos sectores de la ciudad.

Y hasta tomaron la decisión de cortar el tránsito, esperando por respuestas, en la esquina de Independencia y Chacabuco.

La mejor noticia, dentro del drama

Gracias a Dios la nena apareció sana y salva.

Y sus familiares se encargaron de hablar por todos los medios dando datos que no se descartan sean ciertos: de una camioneta negra, de tres personas con pasamontañas, de amenazas y manoseos.

Pero en definitiva fue una señal de una guerra que se está g estando.

Se está a tiempo de pararla, para no tener que sufrir los efectos de una escalada de violencia que es sinónimo del negocio de la droga.

El drama comienza. Hay que terminarlo cuanto antes.