Oscar Portela se fué hace seis años,pero nos dejó su Universo en poemas . Por Angel Mántaras Márquez.

Oscar Portela se fué hace seis años,pero nos dejó su Universo en poemas .  Por Angel Mántaras Márquez.

Aguapey Express hace 6 años  publicó una serie  de notas sobre su trabajo literario, y hasta la actualidad sigue sumando escritos sobre su obra y vida, como así poemas de su autoria, a manera de Homenaje al poeta, pensador,hombre de la cultura de Corrientes, y amigo-hermano.
 
El próximo 13 de mayo de 2021, Oscar Portela, cumpliría 71 años. En el año de su fallecimiento, a principios de 2014,estaba pleno de vida y capacidad intelectual, con una obscesión que lo mantenia "en vela"casi todas las noches , difundir su obra a través de los portales digitales que todos los días sumaba a su cadena de distribución internacional. Su portal "El Universo de Oscar Portela" era su usina de producción y su autología digital, que él mismo actualizaba cada tanto.
 
 
Crónica de su muerte en enero del 2014:
 
"Dejó de existir en la tarde del sábado en la ciudad de Corrientes, el poeta y pensador correntino Oscar Ignacio Portela, próximo a cumplir 64 años, y en la plenitud de su producción en verso, prosa y ensayo.
 
Oscar trabajaba durante muchas horas al día, en su departamento de la calle Jujuy al 1200, escribiendo, corrigiendo y publicando su obra -vía internet- en diversos medios del Mundo. Abstraído en su labor intelectual y desligado casi de la actividad social que hace algunos años lo contó entre sus más destacados exponentes, el poeta escribía sin descanso "para la posteridad" como solía decir.
 
El poeta Oscar Portela, nacido en Loreto, provincia de Corrientes, el 13 de mayo de 1950, era considerado en vida como una de las más importantes personalidades de la poesía y del pensamiento tanto argentino como latinoamericano.
 
Como administrador cultural ocupó importantes funciones en la Provincia, e integró, en dos períodos consecutivos, la Comisión Directiva nacional de la Sociedad Argentina de Escritores(Sade), y fue Presidente de la Sade, Seccional Corrientes y de Sadeco, habiéndose creado en su gestión la Distinción literaria el Búho Sadeco.
 
En la década de 1970 fue director y editor de las revistas Tiempo y Signos,entre otras publicaciones; director y editor del suplemento cultura del diario "Época", y asesor de cultura de la Cámara de Senadores y Diputados de la provincia de Corrientes.
 
Doce títulos tiene su obra poética editada: “Senderos en el Bosque”; “Los Nuevos Asilos”; “Memorial de Corrientes”; “La memoria de Láquesis”; “Claroscuro”; “Recepciones diurnas, Celebraciones Nocturnas”; “Auto de Fe”; “Descarnado”, entre otros.
 
Su obra ensayística, de la cual se ocupó dando preferencia al pensamiento filosófico contemporáneo, le valió la consideración de los más influyentes pensadores argentinos. Portela ha publicado libros y ensayos en revistas literarias y del pensamiento de España, México, Venezuela, Paraguay, Portugal, Brasil y Francia, y en casi todos los suplementos literarios de diarios y revistas especializadas de Argentina; revistas electrónicas de internet como TriploV.
 
Brindó conferencias en España, en Paraguay y en diversas provincias argentinas. Se especializó en crítica e historia del cine, y además es autor en letra de temas musicales, algunas editas y otras inéditas.
 
Fundó cine club en Corrientes y co-organizó Encuentro de escritores en la ciudad de Corrientes. Participó activamente en tertulias literarias, algunas coordinadas por él como la de la revista Signos por calle Junín, frente a plaza Cabral, o los jueves literarios en la casa de Eduardo Sánchez Aguilar por calle Tucumán,coordinadas por Sánchezx Aguilar
 
Portela sumaba a su labor de intelectual el culto a la amistad, y se sentía a gusto cuando estaba rodeado de amigos con los cuales realizó muchas de las tareas culturales que sacudió la modorra intelectual de una Corrientes muy aldeana, y de costumbres muy apacibles y monótonas.
 
Fue el joven intelectual que reunió a los más destacados hacedores artísticos de la ciudad y le dio una tribuna para que cada cual se expresara.
 
Una de esas tribunas fue la revista Signos, y así pintores y muralistas como Armando Hugo Calvo, Emilio Rodríguez o Juan Carlos Soto; poetas como Guillermo Parodi; pensadores como Jesula González Cabaña, Bebe Meabe y tantos otros, se hicieron escuchar por una sociedad que comenzó a prestarle atención y oído a sus mensajes"(Angel Mántaras Márquez)
 

LIBROS PUBLICADOS POR OSCAR PORTELA

 

 "Senderos en el Bosque" - poemas -, Torres Agüero Editor. Presentan en la librería La Ciudad de Buenos Aires Ricardo Mosquera Eastman, Eduardo Gudiño Kieffer, David Martínez y Francisco Madariaga.
Lo presentaron en el Hotel Guaraní de Corrientes, Luisa Valenzuela, Alicia Ortíz y el Dr. Jorge Eduardo Bustamante.
En el Hotel de Turismo de Goya canta por primera vez sus poemas Teresa Parodi y hablan don Raúl Balestra y Mamy Calvi

"Los Nuevos Asilos" - poemas -, Botella al Mar, Bs. As. Presentan en el Hotel Sheraton Luisa Mercedes Levinson, Eduardo Gudiño Kieffer y Francisco Madariaga. Canta sus poemas Teresa Parodi. Presentan en el Diario "El Litoral "de Corrientes Francisco Madariaga, Alfredo Veiravé y Elida Manselli.

"Recepciones Diurnas, Celebraciones Nocturnas" - poemas -, Editorial Crisol Corrientes. Presentan en el CAYC de Buenos Aires (Centro de Artes y Comunicaciones) Alicia Ortíz, Elida Manselli y Alberto Robredo. En el Jockey Club de Corrientes Daniel Chirom, Ricardo Mosquera Eastman y Jesús Gustavo González Cabañas. Canta sus poemas Teresa Parodi.
"Auto de Fe". Municipalidad de Corrientes.

"Había una vez" - poemas -, Botella Al Mar, Bs. As. Presentan en el Café Tortoni de Buenos Aires Raúl Vera Ocampo y Leonor Calvera. Canta sus poemas Horacio Guevara. En el Hotel Corrientes de Corrientes presenta el libro Elida Manselli y baila sus poemas cantados por Horacio Guevara, Dora Vidal. 
En Esquina (Ctes) presenta el libro Alcides Rivero de Bianchi, y canta sus poemas Pedro Martingaste.

"Memorial de Corrientes "- poemas -, Editorial Tiempo, Corrientes. Presentan el libro en el Hotel Panamericano Elizabeth Azcona Cranwell, Elba Soto y María del Carmen Suárez. Recita poemas Marikena Monti. Conduce el acto Osvaldo Moro.

"Estuario" - poemas -, Publicado por la Comisión del Cuarto Centenario de Corrientes, Primer Premio Nacional Carlos Gordiolla Niella.
"Golpe de Gracia ", Editorial Marymar, Bs. As. Presenta el libro Graciela Maturo, en la Galería de Arte Centoira .

"Selección Poética- Selection Poetics-" - poemas -. Edición Bilingüe. 
Ediciones del Correo Latino. Bs. As. Presenta en Corrientes Luis Benitez, (Jockey Club). III Encuentro de Escritores Nacionales en Corrientes.

"Nietzóche, Sonámbulo del Día" - ensayo -, Editorial Tiempo. Con el agregado de "Nietzóche Hoy". Corrientes, abril de 1997.

"La Memoria de Láquesis" y "Fresas Salvajes" - poemas -, Editorial Universidad Nacional del Nordeste (UNNE).

"La Memoria de Láquesis" y "Fresas Salvajes" - poemas -, Segunda Edición Dunken, Buenos Aires.

"El Maldito Asombroso", declarado de Interés Legislativo y Senatorial. 
Editorial Tiempo, en prensa.

 

CUANDO YO ESTUVE AQUÍ

por Oscar Portela 
poema inédito de su libro "Claroscuro"

Yo estuve aquí: esta fué mi alma, mi altura, mi verdad,
el vendabal, la tempestad en la que zozobraron mis ansias, ay!
y el tumulto, las volcánicas lavas que arrasaron todo lo vivo:
el oro que sepultó tras sí todo lo indigo, las ardorosas manos
y los cielos caídos como píos de la rama más alta,
yo Calibos, yo Ariel, yo el Mago, también estuve aquí,
pero fué el otro, el otro, que despertaba minuto tras minuto
tras de las marejadas que las auroras dejan tras de sí.
Yo el otro de mismo, el que ahora se vuelbe sóbre sí,
- paso de danza que no alcanza el presente,
ni la sonrisa del querube-, pasado que retorna o
circulo vicioso que la la visión perturba y torna todo
púrpura, la pasión ya agotada, pero viva en la muerte.
Ah niño mío,señor de los vientos del espiritu y el aire
que aún usurpas el no lugar - el no a lugar-, de un pasado
sometido al olvido y sin embargo, pura visión ángelica
tras mis pasos que vuelben, como la aparición o el sueño
de encarnados espéctros - y dibuja, en mis cansados labios,
en el alma del alma, la sonrisa olvidada entre cipreses
y aguas más cálidas y turbulentas que la muerte.
Seré hoy un espectro? Será el adviento que un pasado
sin torna, prometido en los sueños?. Di tu, pequeño astro
que turbas el ansia que aún impulsan los signos
que me traés y el idioma del muerto.

 


COMENTARIOS CRITICOS SOBRE LA OBRA DE OSCAR PORTELA


Ejemplo solitario en la joven poesía argentina.
Por Horacio Armani.

"El apasionamiento que pone usted en su poesía, el entusiasta ímpetu con que asume sus temas principales, los temas de su vida tan certeramente enunciados, me impresionan por lo que tienen de vocación irrenunciable y de apuesta a una totalidad insondable.


Su camino es un ejemplo solitario en la joven poesía argentina, y por eso tanto más arduo y difícil.
Deseo que lo continúe con ese mismo fervor y que cumpla con esa aspiración de totalidad que lo anima".
Horacio Armani.


La gracia del lenguaje.
Por Rafael Felipe Oteriño

"Vuelvo a leerte y comprendo que a tu agudísima visión se suma lo que podría denominar la "gracia del lenguaje ". Tu palabra es brillante, incisiva, hondamente reveladora, y está sostenida por un paisaje interior que le da crédito.
Es notable cómo elevas el texto desde una impresión casual hasta zonas de rara belleza.


Tu poesía tiene magia y carácter, y uno está forzado a creerte por la sugestión de carne, deseos, claroscuros, que instauran una realidad siempre nueva. Te abrazo con admiración". Rafael Felipe Oteriño. Mar del Plata. 21 abril de 1991.

"Estuario". Visión totalizadora del mundo.
Por Ruth Fernández.


Sin lugar a dudas Oscar Portela es la voz más intensa del Litoral, pero es también el canto crístico que reelabora los contornos naturales del paisaje, de la vida y de la muerte, la maldición del mundo interior y la glorificación del verbo hecho carnadura humana.


Maldito en el buen sentido de la palabra en lo que se refiere al destrozo interior y confesional, a la búsqueda desesperada de un oasis metafísico; a la recriminación del imponderable dualismo presente en un William Blake, a la insuficiencia de una criatura deshabitada.


Si tuviéramos que definir esta poesía diríamos que es la de un iniciado o un pecador, que Hermes Trismegisto está presente, así como también la transformación perenne de un Heráclito. Y es que el poeta correntino no tiene fronteras. Su visión totalizadora del mundo es Dionisíaca a la par que tanática pero, paradójicamente, es mística.
Ruth Fernández - La Prensa - 27/08/1989


Sobre el libro "Golpe de Gracia"
Oscar Portela tras el descenso a los infiernos.

Por Norma Pérez Martín.

"La trayectoria de Oscar Portela tiene doble mérito. Como dice Madariaga, Corrientes le debe mucho a Portela "por su cultura en acción"; ya que el puede ser - por intermedio de América -, "poeta absoluto y absoluto hombre público ".
En efecto, su canto en acción y su acción como funcionario en la función pública no resultan incompatibles: complementan el ser y el existir de este creador singular.


Después de atravesar estremecedoras búsquedas a lo largo de sus libros, Portela pública a fines de 1990 "Golpe de Gracia ". Poemario órfico: tras el descenso a los infiernos, el creador busca la salida trascendiendo.


Poesía hecha de pensamiento con carnadura existencial, sin confundir los planos, ni las riesgosas instancias poétíco-filosóficas. Mutaciones arrebatadas, combinaciones aprehendidas desde revelaciones ónticas, desde buceos abismales; su poesía es síntesis "de todos los resplandores".


Libro digno de la más alta expresión de la lírica contemporánea. O. P. 
asciende por el ": árbol de la locura" y sabe que la indagación "ultraja la razón".


La serie de nominativos candentes con los que introduce el primer poema acude como pórtico esencial. Y a partir de ésta página se ofrece al lector cómplice la médula de su arte poética. Poiesis anunciada anteriormente y que, ahora, se condensa.


No es casual la fractura de cada verso que obliga al intencional encabalgamiento tan implícito como explícito en el propio mensaje subyacente. La apelación a una segunda persona se enfatíza dramáticamente.


No es que se desplace el yo lírico, más bien se vitaliza, se reduplica, desde el aliento confesional imperante en el poemario. El paralelismo que estructuralmente ofrecen las proposiciones relativas, se diluyen a partir de la quiebra fónica que el autor establece como explícitos indicios de un estilo y un mensaje, confluyendo armónicamente.


Podríamos hablar de una semiótica de la fractura y el ascenso en conjunción perfecta. .... en la hermenéutica que el artista aborda, los símbolos asumen la ordenación del caos: palabras en sabia combustión.


La poesía es la vía del conocimiento profundo; lo supieron y lo saben los grandes creadores de la humanidad.
Ello queda demostrado, a pesar de los vaivenes que llagan al poeta. El deseo y la muerte iluminan, paradójicamente, el camino amargo y ascencional del poeta".



La fuerza y el talento de un Poeta Mayor.
Por Abel Posse.

"Oscar Portela nos sorprende con su renovada creatividad poética . Poesía de desgarramiento y de exultación, de noche y luz.


En ella siempre prevalece la fuerza y el talento de un poeta mayor, capaz de transformar la experiencia en itinerario de conocimiento. Por esta concepción alta y total de la poesía, estimo que Portela ocupa un lugar prioritario entre las nuevas voces de Hispanoamérica.


Esta nueva entrega, particularmente intensa por sus pasajes trágicos, armonizados sinfónicamente hacia una exultante aceptación cósmica del humano existir, creo que solo podría describirse con estos magníficos versos del autor " :
" Nocturnas joyas de luz poseída por el instante que huye"

Ilustración del filósofo, dramaturgo y narrador Pierre Klossoski, perteneciente a la tapa del libro "La Memoria de Laquesis", de Oscar Portela, Ed. Dunken, 1999


La Postmodernidad y lo Americano en la obra de Oscar Portela.
Por Graciela Maturo.

Oscar Portela pertenece también en su talante vital y en su obra toda, a esa legión que no solo es Americana sino que reclama el derecho a serlo plenamente. Esto no lo priva, sino que por el contrario lo obliga a un diálogo permanente con el mundo de las ideas, a una elaboración profunda, desde su acá, de toda incitación filosófica y de todo estímulo creador. Su confrontación con el deconstructivismo de Jaques Derridá, será pues una confrontación creativa, poiética, capaz de extraer de su ejercicio dialéctico abierto a últimos confines de la razón su cuota instauradora de sentido, su nueva "imago mundi".
Oscar Portela, con el talento y la creatividad profunda que viene desplegando en su obra, recobra órficamente el valor genesíaco de la tiniebla, no para gozarse en un universo sígnico despojado de realidad, sino para incorporar plenamente a su visión, el polo negativo.


He dicho de él - y lo han afirmado otros -, como de Ramponi, Castilla, Solá González, que son poetas nacionales por venir de su región, sin que esto se entienda como un mero apuntar a lo descriptivo o lo folklórico.
Hay un pensamiento en la poesía de Portela como la hay en la de Novalis, Goethe, Huidobro, Neruda, Molinari. Un pensar hecho de intuiciones, percepciones, afectividad, pulsión, intelección. No es la suya la vía de un tanteo onírico o de una vaguedad sensorial, sino la riqueza de un intelecto amoroso que no renuncia en ningún momento a la tarea de comprender. 


Ejercicio activo de la memoria-desmemoria, del saber- que acrecienta el no saber, del juego de la presencia y de la ausencia.


Lo diurno y lo nocturno alternan vivamente en la poesía de Portela; digamos que en sus últimos poemas, se inscribe decididamente en la vertiente nocturnal. Y no es la primera vez que asoma lo nocturno en su poesía. La noche, la oscuridad, la ausencia, la concavidad del no ser, es un latido permanente en los ritmos con que este lenguaje se manifiesta.


En esa entrega total al conocer y al ser, no puede eludirse el paso por los infiernos, la morada en el desierto de donde se vuelve con la aridez de la pérdida o con la riqueza del encuentro. Es la salida a lo abierto, el momento de riesgo que significa entrar en lo vedado.


El caso de Portela nos autoriza a pensar que no es América el ámbito donde los signos se fecundan en el antí-logos de las superficies textuales que se entrecruzan como diría Kristeva, sino el lugar auroral donde las escrituras se consumen y se consuman, es decir, se realizan.


Discípulo de Nietszche, Heidegger, Derridá, Deleuze, Blanchot, Klossowsky y Bataille, Portela da aliento a una deconstrucción arrasadora, acepta el desafío de las cifras, se hunde en la babélica superposición de los discursos, pulveriza los signos de infinitos lenguajes.


Espera finalmente el "golpe de gracia " de la imagen final, el poder de los nombres y enfrenta audazmente lo demoníaco, en un trance de desnudamiento absoluto. Se desnuda de velos y redes, del recuerdo y la voz, de los colores y de los ritos. Pretende dejar de lado cuanto a existido, su palabra y vivencia, para albergar en si la no-vida de las escrituras, la concavidad de la muerte, el Eros sombrío de las nupcias con la nada.


Una apetencia de absolutez lo lleva a la frecuentación de abismos, transposiciones, migraciones, autodestrucciones, de las que sale vivo, renovado, ave fénix. Oscar Portela percibe claramente como el poema mismo es vida y muerte, construye su propio sarcófago formal que es necesario cerrar y abrir continuamente porque esos nombres a de borrarlos el "adviento".
Un estudio de la expresión poética de Portela mostraría la naturaleza ritual y religiosa de su lenguaje, donde se manifiesta permanentemente la búsqueda del Uno, la realización de una minuciosa liturgia, la intensidad de la plegaria, que asume también la forma de blasfemia.


El suyo es un verbo incandescente que expresa el dolor de la noche de la razón. La voluntad del Angel Exterminador que tiene sed de absoluto y despojamiento. Se propone buscar algo más que el "acuerdo de los sonidos y las natalidades", avanzar más allá, en la negación de la negación misma y se ofrece como víctima, canta a las bodas con la muerte purificadora: "muerte que nos proteges contra el exilio del cielo", como un ángel maldito entregándose a un destino inexorable.


Su pasión, como toda pasión intensamente vivida, es salvadora. La intensidad amorosa de la entrega lleva en sí misma su escala de reencuentro. Se siente despeñarse al ritmo musical del versículo, se percibe el jadeo de ida y vuelta en el trabajo poético, se descubren tesoros que la marejada viene a depositar en la playa.


La lucidez del poeta es el primer ejemplo del vigía que atiende a cada dádiva del mar: " nada abolirá el movimiento del azar". Aunque Oscar Portela haya tomado sus impulsos más íntimos de los filósofos citados, su impulso más profundo le viene de su propio lenguaje, de una cultura que es muerte y resurrección de una tradición cuyo padre es Orféo; en este punto el canto mismo se hace escala salvífica.


Las palabras, las imágenes, son el hilo de Ariadna que han permitido al poeta héroe sobrepasar las orillas de la desmesura, para ofrecernos una obra que es al fin sólo el cuerpo, el sema, las huellas de la aventura poética.

La palabra de éste gran poeta Argentino, es siempre una palabra plena, es decir el signo de una vida interior incesantemente fecundada por la pasión y la inteligencia. Se da en ella un doble movimiento de fuga y pertenencia que nos hace pensar en aquella metáfora marechaliana del pez en el anzuelo.


Fuga hacia lo abismal y abierto, hacia la nada que atrae con la fuerza de un sol oscuro, y es también una de las formas de lo sagrado. Pertenencia al mundo encarnado, a la tierra, a la corporeidad destinada a sentir sus dones.
Protagoniza así ese retorno al Origen que Heidegger llama Khere y que no puede ser comprendido simplemente como vuelta, ni tampoco como regresión, sino como transformación espiritual y apasionado reclamo del sentido de la vida.
Se trata de la conversión del poeta a su ser más profundo, del despertar del yo trascendente, cuya búsqueda era, según Novalis, la más profunda tarea del artista.


Así las imágenes, desgranadas en escala semántica y musical, se ofrecen como escalera de realización, siempre en camino de ida y vuelta, entre el tiempo y la eternidad, entre el ser y la nada, entre el goce del mundo y el sordo llamado de la muerte. El poema es remanso de felicidad en que se revela la plenitud del instante, y es a la vez el hueso en que la sed vuelve a despeñarse inagotable.


La obra espléndida de Oscar Portela pertenece a la poesía americana con sus mejores fueros. Tiene el carácter ritual de una ofrenda en que el oficiante va desvelando el misterio cósmico y la secreta ambigüedad de su propio rostro.
( La primera parte de éste texto fue leído en la presentación de "Golpe de Gracia", en la galería de Arte Centoira de Buenos Aires).

Oscar Portela Un volcán en estado de alerta.
Por María del Carmen Suárez.

Respiración, jadeo entrecortado en la planicie natal, cuenca, caverna primigenia, " Golpe de Gracia" es un nacimiento, poesía de origen y poemas quebrados como la sofocación luego de una lucha encarnizada, palabra forzada hacia un sitio de entendimientos.

Portela escribe "mientras avanzas, retrocedes",. Es el avance hacia la vida y un retroceso a la memoria de la "primera gesta del deseo del sueño del color", o contradice esa imagen para testimoniar qué "Nunca se regresa al lugar del cual se parte".
Vaiven entre posibilidad y deseo de retorno a los reparadores asilos, a la "adolescencia, infancia, aún / indemnes a las incitaciones del terror de la locura de la noche más honda'.


Libro de rupturas, de huecos, de silencios ; poemas previos a la demarcación real, anteriores a la forma, segmentados por la visión múltiple, más allá del concepto y más cercanos al abismo del vacío, poemas movedizos, hechos de tembladerales y territorios de soledad y deseo.


La obra de Oscar Portela, se ha ido armonizando, llegando a condensar la sugestión de la palabra desnuda y desde este paraje insinúa y golpea con la luz de su fuego interior. Golpe de gracia es un volcán dormido en estado de alerta, similar a un animal registrando la posibilidad de ataque.


De éste modo nos mantiene en vilo , nos cerca desde una orilla donde la soledad entre 'bronces de lilas/ sobrevolando otra vez/ lo que fue, no será y volverá". Se fundando sitios: "oh, reparadores asilos", imágenes terrenales y derivas, deseos perseguidos desde siempre".


Nudo, centro, corazón de su poética, estos versos, condensan los hilos secretos de su recorrido de vorágines. Tiempo detenido en el éxtasis del cuerpo que es palabra, vuelta hacia las explosiones del universo primordial, y "exaltación de sombras móviles, espejismos de otras superficies". 
Momentos en que avizora la compleja fundación del misterio.


Rabdomante, ermitaño, o exaltado testigo de la modernidad , Oscar Portela salta desde el desierto de las salinas de su pueblo, ( Loreto en Corrientes ), hasta la imagen del fin de un siglo, que quiebra, destruye y repara. Oro y deshechos, hojas marchitas y raíces nuevas, rotación de cuerpos sólidos y vacuidad en llamas, misterios encandilando y ocultando. Portela registra, olvida y re-construye, altera y mezcla, se sumerge en los ríos ignotos de la palabra, buscador de potentes garras, de persistente rastreo, en el sombrío universo creador de gemas, a pesar de la torpeza de la mediocridad y el tedio cotidianos.


Oscar Portela es en suma un poeta que incita, nos abre a la gracia de la plenitud del verbo, creando de éste modo en forma continuada un paraje de luces y sombras, transformando su poética a medida que avanza, sobre el fulgor de la visiones que lo asedian. Desde "Senderos en el Bosque", Portela ha elaborado una trama poética que cursa toda su obra. Los libros se sitúan sin embargo en una zona intermedia, entre sol y oscuridad, en el deseo y la huida pánica del pensamiento, que le permitieron escribir : "alza la muerte dulcemente/ las palmeras radiosas de la vida". Se mueve pues en esa territorialidad que es un lento "drenaje de las pesadillas', como él mismo afirma.


Es una escritura como ceremonia, una formula de alquimia, que busca el fulgor de la sombra, la repetición del origen, del nacimiento o del renacimiento en la poesía. La búsqueda del verbo que lava y purifica, de la palabra que borra la separación y que constituye un retorno al desierto ilusorio.


En esa red, Oscar Portela apresa la fuerza del deseo que diluye lo temporal, anula la individualidad, liberando hacia un campo de unificación con el Universo. De éste modo pudo escribir: "Pero más puramente en el olvido blanco/ estalla la memoria y lo consume todo". En el vertido de la propia historia, del yo profundo, solo el lenguaje restituye por medio del itinerario mágico de la palabra primitiva. Esta es su patria. El salto desde el deseo hasta la fuga hacia el lenguaje, que aprisiona lo que ya a acontecido, y lo vuelve a alumbrar, a dar a luz.


Oscar Portela zozobra en las aguas de la revelación: "Mientras avanzas retrocedes/ y no esperas sino el golpe de gracia/ donde no buscas el poder de los nombres/ la salvación ni el perdón/ sino aquello que sangra en la conciencia de la imagen/ que te convoca al borde del infinito".
Certeza pues del hecho que se esfuma, desaparece el resplandor que arrasa y diluye, el amor que culmina. Esta poesía brota de la vivencia, de un tiempo natural donde el paisaje es por primera vez visto y nombrado. "La Selección poética/ Selection Poetíc", publicada ahora por "Correo latino" no hace sino confirmar - reuniendo un pequeño puñado de sus poemas y algunos de los muchísimos inéditos -, lo que venimos sosteniendo desde hace tiempo, a partir de un dialogo fructífero e intenso con su obra: la visión de una textualidad aprisionada en el deseo y la vigilia del que desde ese puente atisba el Universo, el silencio del grito y el atajo de lo innombrable.



CONSIDERACIONES FINALES

De éste modo la obra de Oscar Portela es un bello y solo libro, una mirada original y profunda que nos deja en un remolino, donde podemos encontrar la primera piedra, el primer sonido, el primer pliegue de los cuerpos. Poesía iniciática, pues irrumpe desde una honda travesía por los senderos de la vida, del limite, de los bordes, para hallar el sentido.
Lealtad al cuerpo - como dijimos en otro comentario -, al derroche ilimitado de la naturaleza, el poeta crea un espacio partiendo del buceo más hondo, carnal, unificando el sueño y los espejos, lo palpable y lo invisible, como lo puramente virtual.


Un corazón con demasiadas preguntas.
Por Juan Archibaldo Lanús

"Golpe de Gracia" es un conjunto de poemas absolutamente Portelianos. Los leí con atención y deleite, como acostumbras nos sorprendes con resonancias que salen de un alma desgarrada, para rebrotar en el firmamento como fuegos luminosos, que pueden ser descifrados sobre la cosmogonía adonde llegue su espanto. Los abismos del Ser que busca, la consagración de una plegaria sin otro destino que las lágrimas de un naufrago, que espera encontrar la mínima orilla; los laberintos de un corazón con demasiadas preguntas. El tema del asilo siempre vuelve, como querencia o refugio, distinta de aquella Itaca de Odiseo, porque no se puede volver, sino "ir como se va al Paraíso". El paisaje de una naturaleza exuberante lo construyes con vientos y mediodías, junto a sueños y esperas, estableciendo una unidad entre el hombre y el mundo.
En Poetíc Selection, fluye tu obra con el ritmo jadeante y progresivo que me hizo recordar al mismo tiempo a Frost y Whitman. Sin tiempo como "belonging to the wind" (convirtiéndose en el viento).

París, 25 de diciembre de 1996

Memorial de Corrientes":
y poemas como altas columnas de fuego.

Por Cesar Magrini.

"He quedado literalmente hechizado con sus poemas. Un sortilegio sostenido, una letanía a menudo cruel, edificada ella también sobre palabras, pero en éste caso fulgurantes, interpelaciones abiertas a la magia, eslabones de una cadena mítica y terrible, en hermosísimas selvas pobladas por pájaros ominosos, por aves de lujosa pedrería vocal, por dioses inextinguibles, íntegros, fuertes. Oscar Portela se vale de un lenguaje casi invariablemente iconográfico, como el de la antigua tapicería o de la miniaturas de destallantes códices, nominal y seguro, cargado de seducciones, de tornasoles, de formas que se tejen y se destejen en un oleaje cadencioso, rítmico, vertical. Sueños y temores, pesadillas y rápidos e irreales gestos, cruzan una y otra vez, sugestivamente, por sus poemas. Todo está animado , para él, por hechizantes sombras ancestrales, por la evocación de lo que fue, de lo que podría ser, de lo que tal vez será. Pero nada de imprecisiones, no al menos en lo estrictamente poético. Lo dije, su idioma llega como el río que, después de atravesada la selva y de empaparse con su sombra y con su inextinguible memoria, se abriese, ya bajo el sol, en un sortilegio de reverberos, en un contrapunto de luces ahora sí fatales, erguidas desde si mismas, irrevocables. Poemas que brotan como flores ásperas, encandilantes, hechas de belleza y de hermosura a la vez, dos cosas, estas últimas, que suelen ser intencionalmente confundidas, pero que Oscar Portela discierne con meridianas sabiduría y claridad. Poemas que, aunque hayan nacido de ella, ahuyentan a la soledad, y como muy altas columnas de fuego, crepitando, iluminan e iluminan. Cesar Magrini. El Cronista. 10/10/85.




 

 

 



 

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